Deseo desenfrenado por un extraño 🔥 Parte I 😋
"El fin justifica los medios" es la única frase que recuerdo de filosofía, en realidad no sé cómo gané esa materia ni cómo pasé el semestre. Pero el fin era graduarme y el medio fue el profesor de teorías, cosa que no describiré aquí. Esa frase la inventó un tal Maquiamelo o alguien parecido, igual tampoco importa, en esta situación yo la adopté como mi lema de vida y es la excusa perfecta para narrar esta historia de autopromoción. Mi empresa se llama "Antojo de usted", no necesito decir que es exitosa ni de qué se trata, porque en el bajo mundo de la seducción y el sexo sin límites ya todos la conocen. Mejor contaré cómo surgió la idea luego de conocerlo a él.
En un principio él era simplemente "él", sin nombre, sin importancia. Yo acababa de graduarme de la U y no tenía idea de qué hacer con mi vida, nada me gustaba y no quería estudiar una especialización o maestría para simplemente complacer a mis padres. Preferí tomar todo el tiempo necesario antes de buscar un rumbo seguro. Mientras lo hacía, mi padre me obligaba a trabajar en su café. Manejaba la caja, atendía a los clientes, también lavaba los baños y hacía aseo general, contestaba llamadas, enviaba domicilios. Mejor dicho, hacía todo. Era una esclava. Estaba en una cárcel. Hasta que lo vi a él.
En varias ocasiones lo había visto, en la semana iba dos o tres veces a tomar el mismo café oscuro, casi siempre iba con acompañantes diferentes, y por su atuendo encorbatado, deduje que era abogado y que su oficina quedaba cerca. Confieso que "él" no me parecía la gran cosa, bastante mayor, fácilmente podría ser mi padre, casi hasta mi abuelo, y no lo veía atractivo.
Todo cambió un domingo. "No hay mal que por bien no venga" es una frase típica de las abuelas de mi región. El mal fue que una de las empleadas se enfermó ese día, el bien que yo tuve que sacrificar mi día de descanso, y lo vi a él. No traía corbata, vestía un traje negro de ciclismo y venía acompañado de un chico, supuse que era su hijo, o tal vez su nieto. No traía lentes, se quitó el casco y su pelo canoso sudado saltó libre y le dio otro toque de juventud. Las piernas peludas y el jersey pegado a su pecho mostraban que a pesar de su aparente edad, tenía un cuerpo bien cuidado que aún conservaba sus funciones.
Dejaron las bicicletas en el antejardín y entraron, casi siempre elegía la misma mesa de la esquina mirando hacia la calle, esa vez no fue la excepción. Entonces supe que lo deseaba y maldije tantos días que lo estuve ignorando. En un mundo de posibilidades infinitas la rueda de la fortuna gira al frente de nosotros y el destino nos lanza una moneda. Es nuestro deber estar atentos a las señales y reaccionar. No era amor, porque esa insignificancia hace parte del azar. Era deseo, y yo había comprado todos los boletos.
Ese fue el día de la fijación. Todos lo han sentido. Es un momento en el que la perspectiva cambia y toda tu vida se vuelca en torno al de la otra persona. Tomé la decisión. Ya no necesitaba estudiar una posgrado, él sería mi prueba mayor. Quería seducirlo, lamer su frente, posar mi cabello sobre su cabeza, y cogerle la otra con mis dos manos.
Continuará...
Alejandro Serna, Escritor.
Autor de "El amor no es como lo pintan" (2015), "Vive mientras puedas" (2017) "La chica del sombrero" (20219) "Un café en El Infierno" (2020).
Sus artículos censurados aparecen en su blog https://alejoserna.wordpress.com.
Lo encuentras en redes como: @alejosernaescritor